Recuerdo / En una tarde de desengaño y pena

Brillando está aún en mi piel
el resplandor de tus manos,
y voy luminoso, ardiendo,
llama eterna, hacia lo alto.
No sé qué nube me siente;
no sé qué cielo,
qué pájaro se lleva mi corazón, celeste, brasa volando.

Soledad, soledad late en mis venas.
Hay un cielo vacío, indiferente,
y es una ausencia et río y sus arenas
que dora el sol lejano del poniente.

Todo está solo: el corazón y el viento
a la deriva van por la alameda.
Yo me siento vacío, sólo siento
la ausencia enorme que en mis venas queda.